EL CASO SAMOS

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QUIEN ES ALVIN WEEDEN Y SU VINCULACIÓN CON EL CASO SAMOS

STEVEN SAMOS (originalmente Szamos) nació en Hungría el 7 de septiembre de 1926, emigró a Europa Occidental en 1946, y se trasladó a USA en 1950.

STEVEN SAMOS, de nacionalidad panameña, quien dirigió el lavado de dinero del grupo Fernández desde mayo de 1977 hasta 1983, no fue acusado porque decidió entregar al Estado pruebas sobre la organización en la que había jugado un papel importante.
Por fin había un escándolo de "corrupción" que La Prensa prefirió no convertirlo en noticia, pues tenía una conexión en Panamá: La Prensa misma. Como pago por su información al Estado, Samos solicitó inmunidad no sólo para él, sino también para:
ALMA ROBLES, su ex esposa, y hermana de Iaván y Winston Robles. Alma había servido como cubierta para los asuntos de Fernández con el Sunshine State Bank; su cuenta fue usada para transferir el dinero de aquél;
IVAN ROBLES, abogado personal de Samos y "enlace" de la organización de Fernández.
Otros socios de la organización, cuyos nombres surgieron en el juicio posterior, pero que aún no han sido acusados o enjuiciados, son:
WINSTON ROBLES, abogado de Samos, y de muchas "compañías" panameñas de Fernández.
ROBERTO EISENMANN. Su Dadeland National Bank fue usado para las operaciones de lavado de dinero de Fernández. Fernández compró acciones del Dadeland Bank en 1976. Iván Robles, quien admitió ser miembro de la organización, era empleado del banco.
ALVIN WEEDEN, encargado de los trabajos sucios de la organización, transportó personalmente más de medio millón de dólares de dinero procedente de drogas para Fernández.

QUIEN ES ALVIN WEEDEN GAMBOA - II PARTE

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Samos hizo sus primeros contactos con Panamá cuando trabajaba para Peat, Marwick, Mitchell y Companía. La companía estadounidense Rockwell Importer poseía el 25 por ciento de Overseas Management Co., en Panamá, y necesitaba un auditor reconocido en los Estados Unidos. Samos fue contratado.

En 1968, la firma de abogados de los hermanos Robles, llamada Robles y Robles, funcionaba en sociedad con Interseco. Interseco no es una firma de abogados, señala su propaganda, sino que "utiliza los servicios de profesionales competentes".
Durante los 15 años de existencia, Interseco creó y vendio más de 2,000 companías panameñas. Para fines de 1970, los anuncios de Interseco en el Financial Times, de Londres, podían jactarse de ser la companía vendedora de empresas más grande de Panamá. Su anuncio decía:
Si usted o su empresa desean:
• fundar una companía en Panamá.
• registrar un barco de bandera panameña.
• crear un fideicomiso en Panamá.
• beneficiarse de la zona libre de Colón.
• estudiar las oportunidades de inversión en Panamá.
• tener buenos servicios profesionales de administración.
• conocer las ventajas de Panamá.
Entonces consulte con la companía administradora más grande de Panamá, International Service Company, Inc.
Cada vez más rico, Samos construyó un condominio de oficinas de 14 pisos en la ciudad de Panamá y se instaló en el penthouse. Su reputación internacional creció. En 1973, dictó una conferencia en Miami, auspiciada por el Practising Law Institute, sobre cómo organizar y operar una compañía no regulada.
Con 600 dólares de adelanto y un poco de papeleo, cualquiera puede formar una companía, anunciaba Interseco. "Si por algún motivo, los clientes no desean ser los directivos y funcionarios de la propuesta companía panameña, nuestros competentes empleados pueden actuar como tales, al servicio del cliente", señala la propaganda. El único requisito es que los empleados queden "exentos de toda responsabilidad" por lo que pueda suceder.

EL CASO SAMOS

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"Siempre tenía mucho exito", explicó Roberto Eisenmann al Journal.
¿Exito en qué?
En diciembre de 1983, Samos vendió Interseco a otra empresa panameña, que ocupó el mismo lugar en su edificio. Afirma que en ese momento se "retiró"; poseía aproximadamente 6 millones de dolares. En 1982, Samos había escuchado que un gran jurado federal en Miami investigaba a Fernández y había contactado al abogado de bienes y raices de Fernández en los Estados Unidos. El negocio se ponía demasiado caliente.
Cuando los abogados del gobierno de los Estados Unidos cayeron a su oficina en 1984, con evidencias de sus vínculos con la organización de Fernández, Samos aceptó proporcionar información al Estado, a cambio de que este olvidara la acusación y la confiscación de sus bienes. Hoy día, Samos, todavía con una fortuna de 6 millones de dólares, es libre de viajar por los Estados Unidos, si así lo desea.
Como señalo el periódico panameño La Crítica, Samos "estaba dispuesto a cantar hasta la Traviata, si así se lo pedían". Samos está cooperando con las autoridades federates en la investigación de dos de sus clientes.
Entre los clientes de Steven Samos estaba Lawrence Salvatore Iorizzo (alias Salvatore Carlino) capitán en la familia Colombo del crimen organizado de Nueva York, Carlino fue arrestado en Panamá, bajo la acusación de tráfico de drogas, y deportado a solicitud de la Interpol. El Matutino informó sobres los cargos el 24 de abril de 1986, citando fuentes muy confiables.
El Matutino no dio fecha del arresto, pero informó que las actividades de Iorizzo se habían descubierto cuando las autoridades locales interrogaron a su socio, un argentino de nombre Jorge Rogelio Kropnik. Kropnik informó que Samos y Winston Robles eran abogados de Iorizzo, estando todos muy ligados a Erick d'Antini (el duque de Alba), dueño de la compañía CIT-ALCATEL, en el edificio Vallarino, en Panamá. También se incluía entre los amigos panameños de Iorizzo a Olga de Arias e Iván y Alma Robles.
Iorizzo funge como enlace de la mafia Samos-Robles-Eisenmann con la mafia rusa de USA, la cual se convirtió rápidamente en una de las organizaciones criminales más peligrosas de ese país. Lo que animó a Iorizzo a declarar contra sus ex socios, fue el hecho de que él ya estaba cumpliendo una pena en una prisión Federal de New York, por acusaciones previas relacionadas con estafas que incluían fraude al correo.

EL CASO SAMOS

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En 1985, Iorizzo, como Samos, entregó al Estado información contra sus socios y aceptó atestiguar para el gobierno en un juicio a celebrarse en el tribual del condado Boward, en Fort Lauderdele, Florida, en relación con un fraude de la familia Colombo-Gambino, para robar más de 40 millones de dólares en impuestos federales y estatales de gasolina.
Lo que animó a Iorizzo a declar contra sus ex socios, fue el hecho de que él ya estaba cumpliendo una pena en una prisión Federal de Nueva York, por acusaciones previas relacionadas con estafas que incluían fraude al correo.
El centro del fraude fue Houston Holdings, Inc., una compañía vendedora de petróleo al por mayor en Fort Lauderdale, Florida. Houston Holdings Inc., fue otra especial de Samos, una compañía panameña que servía de parapeto, fundada por Interseco, Samos negó haber tenido conocimiento de los lazos de Iorizzo con la mafia pero admitió haber ayudado en la estafa Iorizzo-Franzese, por la suma de un millón de dólares y en otro fraude.
Samos envió a uno de sus empleados analfabetos a la escuela para que aprendiera a escribir su nombre, informa el Wall Street Journal, a fin de que el empleado sirviera como presidente de Houston Holding. El trabajo no era difícil, una vez que la firma se grabara en un sello de caucho: los cheques de la companía podrían ser "firmados" fácilmente, mientras que los dueños de la misma permanecían en el anonimato.
Segun su declaración jurada, Samos canalizó entonces un millón de dolares de su propio dinero a través del Trans Caribean Bank, Ltd., su fachada de banco en la isla San Vicente, a la cuenta de Houston Holdings, uno de los principales bancos comerciales de Panamá. Dado que los empleados de Interseco dirigían la companía, el dinero de Samos estaba "a salvo" de que sus "socios" se lo robaran. Con un millón de dólares en bienes que aparecían registrados en los libros de Houston Holdings, Samos sobornó a un contacto de Dun and Bradstreet, en Panamá, para que publicara este estado financiero fraudulento.
Como primer paso, se desembolsó un millón de dólares para comprar acciones en el Sunshine State Bank. Samos describió ante el tribunal los preparativos para la adquisición del banco, cuando la Comisión Bancaria del estado dio su aprobación para que los Corona compraran el Sunshine State Bank para la organización de Fernández:

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Nos fuimos a celebrar. Fuimos a Ocala.
P: ¿Quiénes?
R: Tony Fernández, su esposa, sus dos hijos del primer matrimonio y Ray Corona.
P: ¿A dónde fueron?
R: Fuimos a una finca de Tony Fernández en Ocala. Alquilé un avión privado y volamos desde Miami a Ocala. Todos estaban felices, incluído yo. Nos felicitamos mutuamente, por el éxito del asunto. Mientras se celebraba la fiesta, una máquina contadora de billetes registraba los dólares para Samos en un cuarto trasero. Tal como el lo describió: Y mientras la máquina contaba, Tony colocaba los paquetes en el sofa.
Entonces yo los iba acomodando en la maleta, pero, ésta se llenó y como no había más espacio, pedí una maleta adicional o algo para poner el dinero. Me dieron una caja de cartón donde coloque el resto del dinero. En total, me Ilevé un millón de dolares. De regreso a Miami, Samos tenía el problema de cómo embarcar tanto dinero a Panamá:
Lo he venido poniendo (el dinero) en grandes sobres y lo estoy llevando a Panamá, y otras personas me estan ayudando.

P: ¿Puede decirnos quienes eran?
R: Si. Mi cuñado, Iván Robles, y Alvin Weeden.
P: ¿Se transportó ese dinero a Panamá?
R: Sí. Se transportó a Panamá. Después se volvió a depositar en la cuenta bancaria de compensación. De ahí paso a la cuenta personal de mi esposa en Panamá y ella, a su vez, dio instrucciones a su banco para transferir los fondos por cable a la cuenta de Ray Corona.
Alma Robles prestaba su nombre para transferir el dinero de Fernández al Sunshine State. Samos declaró que Alma, su esposa durante 18 años, nunca supo que los millones de dólares que fluían a través de sus cuentas procedían del narcotráfico o que ella estuviera sirviendo de pantalla en el banco a un gran traficante.

EL CASO SAMOS

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Samos también declaró que Winston Robles no tenía conocimiento de que el dinero procedía de las drogas, pero que Iván si lo supo desde el principio. Sin embargo, la firma Robles y Robles, cuya oficina estaba a pocas puertas de distancia de la de Samos, trabajaba intimamente con el como su cliente en todos los aspectos de sus truculentos negocios. Iván hacia el trabajo sucio, se dice en Panamá, y Winston asesoraba. Tony Fernádez especificamente le solicitó a Samos que hablara con Winston Robles, cuando Fernández decidió luchar contra la toma de sus bienes por parte de la mafia colombiana. Cuando Fernández fue secuestrado, y la pandilla de Gaviria comenzó a presionar a Samos para que le entregara el control directo de los bienes de Fernández, Samos vaciló. Fueron sus abogados, los hermanos Robles, quienes le aconsejaron no abandonarlo en este momento. Samos declaró:
Yo sólo quería ser un poco más cuidadoso. En realidad, no sabía que hacer. Ni siquiera contestar el teléfono cuando sonaba. Sin embargo, consultando con mis abogados me aconsejaron, y yo estuve de acuerdo con ellos, que no era justo que un hombre que había hecho tanto por Fernández y que todavía tenía en sus manos el control de su dinero huyera.
Mis abogados me aconsejaron cooperar con Tony Fernández en la liquidación de algunos de sus bienes, para que los nuevos dueños o los nuevos representante de la nueva oficina pudieran asumir el control de los bienes con más facilidad.
P: ¿Eran abogados de Panamá?
R: Si.
P: ¿Qué honorable miembro de la barra panameña de abogados le dijo que tratara con el fugitivo Tony Fernandez en esa forma?
Samos fue interrogado sobre la relación entre la organización de Fernández y el Dadeland National Bank de Miami, un banco cuyos dueños eran entonces tres empresarios panamenos: Carlos Rodriguez, hoy vicepresidente ejecutivo del banco, Roberto Eisenmann y Guillermo Ford.
P: Usted declaró al gran jurado, es o no cierto, haberle dado al Dadeland National Bank algunos negocios, porque sus dueños eran ciertos panameños a quienes usted deseaba darles tales negocios?
R: Si.
P:  y Bobby Eisenmann [sic]?
R: Si, y el señor Carlos Rodriguez.
P: ¿Carlos Rodriguez?
R: Si, Carlos Rodriguez.
P: Le dijo usted a sus amigos del Dadeland Bank que estaba vendiendo 9,900 acciones de su sociedad a uno de los más grandes contrabandistas en los Estados Unidos?
R: No.

EL CASO SAMOS

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El intento de Samos de proteger a sus amigos del Dadeland Bank no engaño a los fiscales de Florida ni a los funcionarios panameños. Los dueños y directivos del Dadeland Bank -Eisenmann, Rodriguez y Ford- formaron parte del grupo Robles-Samos-Weeden, por lo menos durante 10 años. Financiaron y participaron en las mismas operaciones de la oposición panameña, contrataron al operativo de la mafia Iván Robles, alquilaron cajas de seguridad para la sociedad de Fernández y promovieron al abogado Winston Robles como un paradigma de "ética".
A mediados de mayo, un grupo de ciudadanos panamenos presentó formalmente las pruebas sobre el grupo de La Prensa-Dadeland-Samos a la Procuraduría General, y solicitó se abriera una investigación sobre las principales figuras mencionadas en la organización de Fernández y Samos. Lo último que se sabe es que la Fiscalía Décima recibió órdenes para iniciar una investigación preliminar.
Ese no era el primer banco asociado con Eisenmann que se descubría implicado en lavado de dinero. En marzo de 1985, hubo un escándalo con el First Interamericas Bank of Panamá, cuando se descubrió que los dueños eran los narcotraficantes colombianos Jorge Luis Ochoa y Rodríguez Orejuela. Pronto fue cerrado el First Interamericas Bank, pero uno de los enlaces de la mafia de Orejuela detenido por las autoridades panameñas, un colombiano llamado Jairo Gonzalez Mendieta, siguió hablando. González Mendieta informó que: además de usar el First Interamericas, el ayudó a arreglar el lavado de unos 40 millones de dólares por medio del Banco Continental de Panamá, sucursal Colón, con la ayuda de un miembro de la junta directiva del banco, César Tribaldos.
Roberto Eisenmann era miembro de la junta del Banco Continental, y su suplente en la junta era el lavador de dinero de Orejuela, César Tribaldos. Roberto Eisenmann era miembro de la junta del Banco Continental, y su suplente en la junta era el lavador de dinero de Orejuela, César Tribaldos. Anteriormente el Banco Continental había sido acusado de dar fondos a la campaña de los democráta cristianos durante las elecciones.
Winston Robles se ha quedado callado. Sin embargo, su problema es que la historia habla por sí misma. Robles y Robles, antes de que las desagradables noticias se convirtieran en asunto político, habían publicitado sus relaciones comerciales. En la edición de 1984 del Directorio Internacional de Abogados Martindale-Hubbell, Robles y Robles señalaba como su principal cliente nada menos que a International Service Company. Daban como referencias al Dadeland National Bank y al Banco de Iberoamérica. Miembros de la firma: sólo dos, Iván y Winston Robles.
Eisenmann no mencionó, tampoco a Alvin Weeden, su socio político durante 10 años, a quien La Prensa venía promoviendo como luchador "antidrogas". Weeden también ha permanecido en silencio. Sin embargo, en investigaciones subsiguientes sobre sus actividades en Costa Rica, se han descubierto interesantes detalles sobre su participación en el tráfico de narcóticos. Parece que el tráfico de drogas también es un negocio familiar en la familia de Weeden.

EL CASO SAMOS

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George Randall Weeden Gamboa, de 43 años, residente en San José, Costa Rica, dueño del Banco Weeden Intenacional en la misma ciudad, utiliza su banco y varios otros negocios para lavar dinero procedente de las drogas, de varias personas de Miami y Panamá, según investigadores de Costa Rica. George Randall nació en Panamá y como es ciudadano naturalizado de Costa Rica y de los Estados Unidos, usa los tres pasaportes de estas naciones cuando viaja, dependiendo de su propósito. Como socio de George en el lavado de dinero trabaja su hermano, Alvin Weeden Gamboa.
El primer caso en el que George Randall Weeden participó en el lavado de dinero procedente de las drogas ocurrió en 1983, según informan los investigadores, cuando "lavó" $200,000 que había recibido de uno de los accionistas del Banco Internacional, Wayne Franklin. Más tarde, Franklin vendió su 20 por ciento de las acciones del banco a George Weeden Randall, por la suma de $200,000. El gerente del Banco Weeden Internacional, Alfredo Hernández Herrero, también participó activamente en el lavado de dinero.
George y Alvin Weeden formaron varias companías en Costa Rica y Miami, para facilitar sus "negocios". Entre las companías de papel están Ceyccy S.A., Inversiones Osiris, Propiedades Horizontales, y Cocrefisa. Los negocios han sido muy buenos. Segun los informes, entre los dos lavaron 10 millones de dólares en 1985, y de esos 2 millones tan sólo en el mes de junio. Se descubrió que los Weeden depositaban diariamente grandes sumas de narcodólares en diferentes cuentas bancarias en Miami. En septiembre de 1985, usando once cheques que Weeden había llevado personalmente a Miami, pasaron a través de Cocrefisa más de cuatro millones de dólares. Uno de los cheques fue de $263,881.90, de una cuenta del Dadeland National Bank.
El otro periódico de oposición de Panamá, Extra, -propiedad de Guilberto Arias Guardia-- también está relacionado con los círculos financieros que controlan al narcoterrorismo. El 22 de abril de 1986, cuando las autoridades desmantelaron la banda más grande de tráfico de armas en la historia de los Estados Unidos, con los arrestos del general israelí Avraham Bar-Am y 16 de sus socios en Bermuda, se descubrió que uno de los principales cabecillas de la red, el financiero iraní Cyrus Hashemi, tenía como socios y representantes a la firma de abogados Arias, Fábrega & Fábrega. El director del Extra, señor Gilberto Arias, era uno de los socios principales en la época en que Hashemi traficaba armas para Irán bajo el régimen de Jomeini.
Hashemi era el informante clave de la red de contrabando de armas, segun informó la prensa estadounidense. Según fuentes cercanas a las agencias policíacas que lo arrestaron, Hashemi aceptó proporcionar información al Estado, a fin de protegerse de la acusación.